miércoles, 3 de septiembre de 2008

SIGUE LA DESESPERANZA



Una nueva tragedia nos despierta del letargo. Una decena de inmigrantes muertos en un cayuco que llegó esta mañana al sur de Gran Canaria. El goteo continúa. Los pueblos del interior de Senegal o de Malí siguen siendo una cantera inagotable para los cayucos, acabo de regresar de allí y no hay chico menor de treinta años que no tenga en la cabeza mejorar las condiciones de su familia logrando colarse en la fortaleza europea. Mientras tanto, la supuesta ayuda española (también lo he visto con mis propios ojos) sirve para financiar a partidos políticos y los caprichos de los caciques locales. La gente sigue igual de desesperada. Como para jugársela en el intento. En la foto del gran Manuel Lérida, un inmigrante atendido en el sur de Tenerife hace un par de días.

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