miércoles, 17 de septiembre de 2008

HISTORIA DE UN FÓSFORO

Corría el año 2002. El entonces ministro de Interior español, un tal Mariano Rajoy, visitaba la antigua terminal del Aeropuerto de Fuerteventura convertida en centro de internamiento de inmigrantes. Tras el recorrido oficial y parado delante de su puerta, Rajoy declaraba ante los asombrados periodistas (a quienes, por cierto, no se permitió jamás el acceso) que en dicho lugar los inmigrantes recibían un trato “idóneo”.
Este gran estadista acababa de ver con sus propios ojos una de las peores y más sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos que se hubiera producido en territorio español durante la Democracia, una cárcel de los horrores donde los inmigrantes eran encerrados 40 días prácticamente sin luz natural ni aire fresco, donde los apenas tres wateres que había para cientos de personas se rebosaban y mojaban los colchones amontonados sobre el suelo, un recinto en el que un día tras otro la comida era fría y escasa y del que se entraba sano y se salía enfermo, un centro, en fin, que mereció las críticas y las denuncias de organismos europeos, nacionales e internacionales hasta que, por fin, se logró su cierre pasados algunos años. Teniendo en cuenta que para Rajoy estas condiciones de vida eran “idóneas”, no es de extrañar ahora que el líder de la derecha española se alarme por el hecho de que 180.000 extranjeros estén cobrando el paro en este país. Quizás para esta destacada figura de la política nacional, lo “idóneo” sería, más bien, reabrir la vieja terminal del Aeropuerto de Fuerteventura y meter allí a todos los inmigrantes en paro; o fletar vuelos y expulsarlos a sus países, para que deje de costarnos dinero su manutención. Se olvida Rajoy de decir que si cobran el paro es porque han trabajado en España y, por tanto, tienen derecho a ello por ley y por sentido común, igual que cualquier persona. Pero en realidad lo que pretende con estas declaraciones cargadas de intención es ordeñar votos de las dos vacas que dan más leche en este momento, a saber, la crisis económica y la inmigración. Sus palabras, que arriman un fósforo a la gasolina de la intolerancia, no lo convierten de repente en un político irresponsable, porque ya lo era; lo que estas declaraciones anuncian, más bien, es que cada vez hay más ojos que se dirigen hacia las personas extranjeras en busca de chivos expiatorios por la subida del paro o por la mala situación económica. Ojos que, por cierto, no militan todos en la derecha o están en la oposición.

1 comentario:

Antonio Hernández Lobo dijo...

Para los que trabajamos desde hace mucho con los proyectos de educación intercultural, ya sea en nuestros centros de enseñanza, o en nuestros barrios, pueblos y ciudades, la intolerancia se convierte en un verdadero obstáculoa batir, no sólo, desde los medios de comunicación, sino a través de la pedagogía con los más cercanos. Llama la atención, que todo un líder de la oposición, sea de derchas, izquierda o nacionalista, con cientos de minutos gratis diga las cosas que dices en contra de proyectos interesantes contra la intolerancia que para sacar cuatro euros tienen a sus espaldas horas y horas de trabajo. Mucho tienen que hacer los medios para contrarrestar este tipo de afirmaciones, propias de épocas pasadas.
En fin, quedamos muchos, con menos minutos en los medios que seguiremos luchando por la tolerancia en esta "esfera" que nos ha tocado vivir. Por mi parte, animarte a seguir en esa línea.Algún día, estoy seguro de ello, lo lograremos.

 
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