miércoles, 8 de octubre de 2008

LA CRISIS, SEGÚN YO

Perdonen el atrevimiento, pero estoy hasta el Ecofin de que me hablen de la crisis financiera internacional, de las caídas bursátiles y de otras vainas sin enterarme un copón bendito mientras mi economía doméstica funciona peor que los ascensores del hospital Insular. Así que acabo de terminar un cursillo acelerado de macroeconomía por Internet y me he puesto al día en estas cuestiones trascendentales. Paso a hacerles un pequeño resumen.
Durante los últimos años ha habido un montón de gente que se ha dedicado a enriquecerse, sobre todo con el tema inmobiliario. Un constructor me dijo el otro día que el coste de un piso normalito es de unos 6 ó 7 millones de pesetas. Me quedé flipado. ¿Por qué, entonces, los estaban vendiendo a 30 y 40 millones? ¿Quién se quedaba todo ese dineral? Pues unos cuantos avariciosos que se han forrado con las necesidades de vivienda de la gente. Y, por supuesto, los bancos que han hecho tremendo negocio dando créditos a todo quisque.
Claro, porque todo el mundo se ha tenido que hipotecar hasta las orejas para poder pagar esos precios abusivos que cada vez subían más. Y ha llegado un momento, con la subida de la gasolina y de los productos básicos, en que la gente no puede pagar sus hipotecas, ya que hasta ahora no se ha inventado un sistema para dejar de comer. Entonces los bancos ya no ingresan el dinero que necesitan para seguir especulando y jodiéndonos la vida con los intereses, con lo cual se van a la quiebra. Y a partir de ahí todo se desmorona.
La única manera de frenar esta espiral es que los gobiernos intervengan para salvar a los bancos. Pero claro, esa inyección de fondos se hace con dinero público, es decir, con el que usted y yo pagamos a través de los impuestos. O sea que esta gente, al final, nunca pierde y nosotros pagamos los platos rotos.
De momento, anteayer me quedé más tranquilo cuando unos señores de chaqueta y corbata, todos muy elegantes, se reunieron con Zapatero para anunciar que tengo mis ahorros garantizados hasta 50.000 euros. Yo los escuchaba hablando a estos propietarios de bancos y me hacía las mismas preguntas que imagino se harían muchos de ustedes. Pero, ¿de qué ahorros me está hablando esta gente si no tengo un chavo y lo único garantizado es que voy a estar pagando la hipoteca hasta que me jubile? En definitiva, que la cosa está jodida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te vengo siguiendo últimamente y me gustan tus posts sobre inmigración. Pero cuando nos metemos en lo que no es lo nuestro a veces podemos hablar sin saber.

Coincido contigo en el fondo, pero creo que te faltan muchas cosas en este tema de la crisis. La enfocas como si fuera una cuestión española, cuando es algo global, principalmente originado en los EEUU con unas hipotecas con un riesgo infinitamente más alto de las que se dieron en España. Allí la morosidad si ha sido bestial. No es el caso de España.

Coincido contigo en que todo esto viene por problemas de base del capitalismo. Que cuando a los niños se les rompe el juguete, nosotros (todos) pagamos los platos rotos. Y los que los seguiremos pagando... ya verás.

 
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