No soy fotógrafo profesional ni aspiro a serlo, pero cuando viajo llevo mi cámara conmigo. Si veo algo que me gusta o bien que me disgusta, no me lo pienso demasiado, tiro de la mochila, la abro, saco el appareil y plaf, disparo. Ésta que hoy les traigo no ganará ningún concurso ni pasará a los anales de la historia, pero tiene una especie de alma que a mí me gusta. Esta foto huele.
La hice en el barrio de pescadores de Guet Ndar (Saint Louis-Senegal). Son las mujeres del lugar cortando, friendo, salando y dejando secar al sol el pescado que sus hombres arrancan al mar. Estaban detrás de una inmensa nave construida con financiación española y, tras sortear el edificio, lo primero que llamó nuestra atención fue una gran humareda negra. Así lo preparan, en unas grandes ollas con aceite obtenido del propio pescado. El olor es indescriptible, fuerte, penetrante. No es desagradable. Es distinto.
En este viaje a Senegal, realizado gracias a la invitación de la federación ecologista Ben Magec que está desarrollando un proyecto de turismo sostenible en Saint Louis (tursos.org), me tropecé con otros olores y sabores. Pero ninguno como éste. Quizás llegue el día en que a través de Internet también se puedan estimular las pituitarias. Mientras tanto, huelan la foto.
2 comentarios:
Es cierto, hay pocas fotos que me traigan tantos recuerdos de tan fuerte olor como las de las mujeres trabajando el pescado en la Lengua de Barbarie. Es curioso, tienen que freírlo o secarlo para poder así enviarlo en viejos coches al interior del país y que llegue aun en condiciones para ser consumido.
Por cierto Pepe, el olor se asemeja en cierta manera al de otras estampas como las del muelle de Melenara en Telde con las jareas secándose al sol sobre las nasas.
Comparto contigo la idea de que nos perdemos algo al no poder 'fotografiar' los olores. Y lo de esa playa bariio son muy peculiares.
Saludos,
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