Canarias acoge ya a 1.300 menores inmigrantes en sus abarrotadísimos centros, todos ellos llegados en pateras y cayucos a las Islas. Después de que el Gobierno socialista admitiera el traslado de medio millar de ellos a la Península durante el año 2006 y su reparto por varias comunidades autónomas, Madrid ha dado la espalda a este asunto de manera pertinaz. En los centros canarios ya no caben más. Hay lugares, como Arinaga, en Gran Canaria, donde poner colchones en el suelo para que duerman ha dejado de ser una solución de urgencia para convertirse en algo cotidiano. ONG e instituciones los han visitado y han comprobado que están a rebosar. ¿Por qué, entonces, el Gobierno de España mira para otro lado? Alegan que es una competencia de la Comunidad. Sí, pero si los políticos canarios ha demostrado ser incapaces de hacerlo mejor, de ofrecer otras alternativas, ¿se puede abandonar a su suerte a 1.300 chicos, con quienes es imposible trabajar la mínima integración? Y siguen llegando. Y el ambiente se enrarece en lugares pensados para 60 y donde hay 200 ó 300.
Al final, ocurrirá una desgracia para que alguien haga algo. Como siempre. Llevan demasiado tiempo jugando a hacer política con ellos y llegará la tragedia. Ya lo verán.
lunes, 7 de julio de 2008
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