Me gustan las tetas. No es que sienta una especial devoción por ellas ni que se me aparezcan en sueños y esas cosas, pero admito que me gustan. Forman parte del cuerpo humano, esa fantástica maquinaria que nos lleva y nos soporta durante toda la vida, y merecen todo nuestro respeto. Hay tetas para todos los gustos, igual que ojos, brazos, penes y orejas, y todas son parte indisoluble de la persona que las porta.
Hace ya algunos años me aficioné a ir a la playa de Montaña Arena, paraíso de los nudistas. Admito que el primer día me puso algo incómodo eso de ponerme en bolas delante de todo el mundo, pero una vez hubieron desaparecido los bañadores y los meybas, los bikinis y los pareos, cuando todo quisque se mostró tal y como era sin parapetos ni telas donde ocultar su desnudez, pues resulta que empecé a congraciarme con el género humano, con su belleza, pero también con sus imperfecciones.
En bolas somos todos iguales. Piel y músculo, claros y oscuros, prominencias y hendiduras, pelos y calvas. No hay nada que esconder porque todo es compartido. Si te gusta mirar, mira. Si no, pues no mires. Y cada uno a su aire y aquí no pasa nada. Viejos y jóvenes, adultos y niños, era y es lo más natural del mundo y nunca se me ocurrió pensar que hacíamos nada indecente o incómodo para nadie.
Pues resulta que ahora el Partido Popular de Telde, la ciudad donde nací y donde vivo, acaba de plantear la posibilidad de que se prohíba a las mujeres enseñar las tetas en las playas. Dice su portavoz municipal que ésta es una ciudad conservadora y que hay gente que no le gusta verlas campando a sus anchas. La verdad es que todavía no he acertado a descifrar qué mal hace a nadie la visión de una teta, o incluso de dos, pero sí me parece que o bien esta gente está fuera de cobertura o la ideilla debe proceder de alguna mente muy enferma.
Cuando estoy por ahí fuera, me pasó hace apenas unos días, y digo que soy de Telde, mucha gente me dice “ah, sí, esa ciudad de Canarias donde hubo un famoso caso de corrupción por el cobro ilegal de comisiones”. Y yo voy y respondo “sí, esa misma” y cambio de tema porque la verdad es que paso de dedicar mi tiempo a hablar de chorizadas. Y ahora salen con esta chorrada. Debe ser que a esta gente del PP la única teta que le gusta es aquella de la que pueden mamar (con perdón). Sobre todo si la teta en cuestión es pública y da mucha, pero que mucha leche.
¡Que viva la teta!
martes, 14 de julio de 2009
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2 comentarios:
Seguro que tú también has oido toda la vida aquello de "Telde es un pueblo". Desgraciadamente esa frase hace mención a lo tosco y caciquil del sentido de pueblo, porque para los valores de convivencia y orgullo de lo propio, Telde nunca será un buen pueblo.
A ver si nos vemos por Melenara antes de que tengamos que ir con la parte de arriba del bikini por imperativo legal. Saludos.
Hola!! Los invisibles lo enseñan todo. Su desnudez la compartimos quienes nos sentimos desnudas y desnudos, contra los mangantes, las canallas, los mamones y las "tapadas" -hipócritas- que necesitan del velo y el traje para mostrarse superiores. Viva el sueño igualitario!! Si nos educamos en ese sueño, compartiremos felicidad. Abrazos de Marola.
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