miércoles, 27 de mayo de 2009
EL AAIÚN, CIUDAD OCUPADA
Se llama Hayat Erguibi. Tiene 19 años y vive en la ciudad ocupada de El Aaiún. El pasado 21 de febrero varios policías marroquíes la detuvieron, le taparon los ojos con un trapo sucio y la llevaron hasta algún lugar en el desierto. Le quitaron la ropa, la violaron en repetidas ocasiones, le golpearon con toallas mojadas y le hicieron fotos totalmente desnuda. Su supuesto delito era hacer pintadas en el barrio de Matalah y participar en manifestaciones a favor de la independencia del Sahara Occidental.
La acusación contra Salek Assaidii, de 23 años, era muy parecida. A él lo llevaron hasta una comisaría, le quitaron la camiseta y le obligaron a acostarse en el suelo boca abajo. Entonces, le rociaron con gasolina y con un mechero le prendieron fuego. Ahora tiene graves secuelas psicológicas, quemaduras por todo su cuerpo y cojea ostensiblemente.
El lunes por la tarde estuve sentado con ambos en una casa de El Aaiún mientras varios policías marroquíes nos vigilaban desde fuera. Pero Hayat y Salek no tenían miedo. Durante los últimos cuatro años han sufrido en sus propios cuerpos una violencia tan salvaje que ya nada ni nadie podrán callarles. “Marruecos piensa que nos doblegará con torturas y violaciones”, dice Hayat, “pero es todo lo contrario. Cada golpe nos da nuevas fuerzas y nuevas razones para seguir adelante”.
Estas dos historias no son excepcionales. En el Sahara ocupado hay más chicas violadas, más agresiones, más palizas de las que caben en este artículo. En los tres días que he pasado en El Aaiún junto a una delegación del movimiento solidario español he podido hablar con personas que han pasado hasta quince años desaparecidas sin nada que se parezca a un juicio justo en distintas cárceles marroquíes, con padres que hoy en día no saben dónde están sus hijos desde hace años, con activistas de Derechos Humanos que sufren la vigilancia y la amenaza permanente.
Hace cuatro años comenzó la Intifada en los territorios ocupados. Los saharauis quieren ejercer su derecho a decidir sobre su futuro, el mismo derecho que la legalidad internacional reconoce y que Marruecos bloquea una y otra vez, en una constante burla al resto del mundo. Cuatro años después, la Intifada prosigue en unas condiciones dificilísimas. Hay manifestaciones, encierros, presos en huelga de hambre, pintadas; pero a cada acto de protesta le sigue una brutal represión.
Todo esto está ocurriendo a 200 kilómetros de nuestro tranquilo Paraíso. Mientras nosotros nos enredamos con corruptelas, pelotazos urbanísticos y el juego banal de la política doméstica, a esa corta distancia los ojos de miles de personas que viven asfixiadas bajo la violencia física, las torturas y el miedo nos miran y nos interrogan. ¿Y ustedes, ante esta terrible violación de los Derechos Humanos, qué están haciendo? La respuesta, de momento, es bastante triste. Mirar para otro lado.
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4 comentarios:
No puedo remediar sentir ira y un tremendo asco ante la actuación de la policía marroquí que sigue cometiendo con toda impunidad las más diversas violaciones de derechos humanos. El rostro, la mirada y el hilo de voz de esta jóven debería hacerse llegar a los más altos cargos del gobierno español y del grupo de los "realistas", aquellos dirigentes socialistas españoles que una vez llegados al gobierno se han olvidado de sus principios solidarios con los saharuis. Felicidades por haber conseguido entrar en el territorio y gracias por contarnos lo que sigue pasando aquí al lado bajo el más absoluto silencio del que todos somos cómplices lamentablemente.
Verdaderamente vergonzoso que los sicarios de este sobrino de nuestro rey hagan cosas como esta. Que este miserable rey que según los ineptos miserables que nos gobiernan nos dicen que respeta los derechos humanos, pueda campar a sus anchas con el apoyo de este hatajo de lameculos vendidos a sus prebendas. ¿Y son estos los que me piden el voto para ellos? Llevo años pidiendo a los saharauis que retomen las armas, que rompan una tregua que solo les ha traido cosas como la que narra esta chica. Dijo El Luali que "mejor morir en la guerra que ir a una paz vergonzosa". Y estoy de acuerdo.
Gracias Jose por estar ahí siendo la voz de los invisible, para ti te dedico el poema de Bertol Bretch "solo los ¡que luchan toda una vida, esto son los imprescindibles..."
Tiene un humilde premio en mi blog, pásate a recogerlo. Saludos
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